Normalmente no suelo publicar un capítulo entero de DESPIERTA Hoy lo hago a petición de una buena amiga, ya que sus razones me han convencido.

EL PODER DE TU MENTE.  Probablemente si te digo que el hombre puede llegar a alcanzar todo lo que se proponga o que el hombre es todo aquello que piensa, en un principio, si no estás familiarizado con estos términos te será algo difícil de comprender o de aceptar.

Cuando me refiero al hombre, me refiero al ser humano, tanto hombre como mujer, pues en los dos existe en su cerebro, eso que llamamos mente.

Comprendo que seas escéptico ante una terminología que quizás nunca hayas oído, pero puedo asegurarte que si abres un poco tu mente y lees este libro con la intención de aprender algo que te pueda ayudar para alcanzar el fin supremo de la vida, que no es ni más ni menos que alcanzar la felicidad, entonces, te garantizo que el tiempo que hayas dedicado a leer estas líneas no serán un tiempo perdido. Que tu autoestima habrá crecido, y que con lo aprendido, se volverán a despertar en ti las ganas de soñar y de alcanzar esas metas en la vida que te llevarán a la felicidad.

En pleno siglo XXI ninguna ciencia ha podido definir exactamente lo que es la mente y dónde se encuentra localizada en el cerebro.

La mente es la responsable de todas las capacidades humanas; dentro de esas capacidades podemos señalar las siguientes: inteligencia, emociones, pensamientos, creatividad, percepción, raciocinio, aprendizaje, memoria, imaginación, voluntad, etc., etc.

Existe una mente consciente y una subconsciente.

La mente consciente a través de los sentidos recibe toda la información que procesa automáticamente y los convierte en pensamientos a los que les busca la solución para poderlos ejecutar, es decir, es la que piensa y razona. Pero muchas veces esta mente consciente está sobrecargada de pensamientos y no encuentra la solución inmediata. Todos los pensamientos pasan directamente al suconsciente, pensamientos positivos y negativos son analizados para mandar la solución al consciente, por eso es muy frecuente que la solución al planteamiento de un problema o pensamiento planteado a la mente se encuentre resuelto después de un descanso o sueño de la mente.

El subconsciente no duerme nunca, trabaja las 24 horas del día, por eso cuando dormimos la mente consciente no piensa y no tiene ningún exceso de información exterior lo que le permite recibir del subconsciente la información que este le envía.

Thomas Alva Edison, después de mil intentos, inventó la bombilla. Prácticamente dormía muy poco, pero en su taller tenía un sofá en el que se tumbaba a descansar muy a menudo y echaba pequeñas siestas porque según decía, la solución a los problemas planteados le venían mientras echaba la siesta.

En definitiva el subconsciente actúa en función de los pensamientos dominantes que toma de la mente

Hoy en día una de las capacidades mentales que más se tienen en cuenta al valorar a una persona es la inteligencia, que es la capacidad de solucionar problemas. Está muy de moda realizar test de inteligencia para todo, desde los colegios hasta las empresas nos tienen controlados y etiquetados por nuestro C.I. (cociente intelectual) que es encargado de decir cuán inteligentes somos.

Según los expertos en la materia se pueden distinguir 9 tipos de inteligencia humana; a saber:

-Inteligencia lingüística o verbal, característica de las personas que se dedican a escribir o hablar en público.

-Inteligencia matemática.

-Inteligencia musical.

-Inteligencia espacial, permite ver el espacio que nos rodea en tres dimensiones, típica de ingenieros, arquitectos, cirujanos, etc.

-Inteligencia kinestésica, o capacidad de utilizar el cuerpo para resolver problemas o realizar actividades, usada por deportistas, bailarines, etc.

-Inteligencia emocional, sirve para resolver problemas relacionados con las emociones, imprescindible para poder tomar decisiones que dependen del estado emocional del individuo.

-Inteligencia intrapersonal, que permite formar una imagen real de uno mismo. De ella depende la autoestima y el auto control.

-Inteligencia interpersonal o social, permite entender y valorar a los demás, valora las relaciones humanas.

-Inteligencia naturalista, sirve para poder observar y estudiar la naturaleza.

Todo ser humano posee estos 9 tipos de inteligencia, pero no todos los desarrollan de igual manera, dependen mucho de factores como la educación, el entorno y la familia.

Se suele decir «fulanito tiene una mente privilegiada», «tiene una inteligencia superdotada»… refiriéndose a una persona de éxito.

Todo ser humano cuando nace tiene la misma capacidad, su cerebro es idéntico, si fuésemos máquinas o robots, todos haríamos exactamente lo mismo, puesto que todos tenemos las mismas capacidades y aptitudes; entonces, ¿qué es lo que hace que unos triunfen y otros sean unos fracasados o mediocres?

Solo depende de la actitud mental de cada individuo. El éxito no tiene explicación y el fracaso no tiene excusa.

Desde pequeñitos estamos influenciados por la familia y el medio ambiente en el que nos desenvolvemos. En casa y en la escuela vamos desarrollando nuestras capacidades mentales y con ellas la inteligecia.

Pero ya hemos visto que hay 9 tipos y solo desarrollaremos aquí los que se ven influenciados por el grupo, en la mayoría de los casos, músicos, deportistas, arquitectos, abogados, médicos, etc., lo son porque desde la infancia se les ha encaminado hacia esas actividades, bien por seguir una tradición o por alcanzar un mejor nivel social y familiar.

¿De dónde salen los «genios» que prácticamente triunfan sin estudios y sin preparación previa? Simplemente de un pensamiento nacido de una mente positiva y tenaz.

Toda persona tiene esa capacidad mental de pensar (exceptuando por supuesto a aquellas que por enfermedad o traumatismo la han perdido).

Y si toda persona tiene esa capacidad de pensar tiene la capacidad de poder ser feliz. La felicidad no es igual para todas las personas.

No es más rico ni más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.

El hombre puede influir en su propio subconsciente mediante los pensamientos, por eso puede influir en todo lo que le rodea y hacerse dueño de sí mismo, no dejando que el medio ambiente influya en su estado de ánimo.

A través de la autosugestión influimos en el subconsciente, cualquier idea o pensamiento podemos importarla en el subconsciente a través de la repetición.

Un ejercicio para lograr fijar en el subconsciente cualquier pensamiento positivo que a mí me ha dado buen resultado es el de dedicar cada día un rato, cinco o diez minutos, en pensar en aquello que quiero obtener hasta convertirlo en un deseo ardiente por el cual estaría dispuesto a hacer todo lo necesario, en términos morales y éticos para obtenerlo.

El hombre que gana, que triunfa, es aquel que piensa que puede hacerlo, aquel que después de cada caída aprende de sus errores y se levanta de nuevo para seguir luchando, aquel que se enfrenta a las adversidades de la vida con alegría y entusiasmo porque sabe que él puede y quiere triunfar.

No podemos crear o alcanzar nada si antes no lo hemos pensado.

No podemos alcanzar el triunfo o el éxito si antes nuestra mente no ha pensado en ello. Lo mismo ocurre con el fracaso, solo que en este caso, y como ha sido demostrado, más del 85 % de las personas piensan que no pueden hacer esto o aquello y su subconsciente les da un no por respuesta.

El subconsciente es un campo de conciencia en el que todo pensamiento que llega a la mente a través de los sentidos, vista, oído, tacto, gusto y olfato es registrado.

El subconsciente trabaja las veinticuatro horas del día, nunca descansa. Si no se le dan pensamientos para almacenar, él se alimenta de pensamientos que le llegarán de la propia negligencia, tales como negativos, catastrofistas, pesimistas, etc., y si no aprendemos a cerrar esa fuente de alimentación nos encontraremos en un continuo estado de negatividad. Con la práctica de la repetición, la autosugestión y el tiempo podremos llegar a hacerlo.

Cuando controlamos la entrada de pensamientos negativos podemos empezar a crear planes que nos lleven al éxito de obtener aquello que deseamos.

Cuando un sentimiento está mezclado con una emoción (amor, fe, odio, ira, etc.) el subconsciente responde con mayor rapidez.

Para poder triunfar la mente no puede estar ocupada al mismo tiempo por ambas emociones positivas y negativas, por eso solo dependerá de nosotros mismos en cuál de las dos emociones queremos tener ocupada nuestra mente.

Una de las mayores verdades que conozco en este mundo es la de que «somos lo que pensamos». Piensa en negativo y obtendrás todos los «noes» que tu mente tiene grabados. «No sirvo para nada», «No puedo hacer esto», «No estoy preparado», «No me lo merezco», etc., solo hará que obtengas un no por respuesta.

Si nos paramos un momento a reflexionar sobre lo que acabo de decir podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuándo estoy en estado negativo soy capaz de estar alegre, de reír, de encontrarme bien conmigo mismo?

Ocurre lo contrario cuando mi actitud es positiva y pienso que sí puedo obtener las cosas, que sí valgo, que sí me lo merezco, en este estado de pensamiento positivo mi estado es de euforia, de alegría; soy capaz de comerme el mundo.

Sólo depende de uno mismo el cómo queremos vivir, si alegres o amargados, si felices o tristes, si ricos o pobres.

Cuando digo ricos o pobres no me refiero sólo a la riqueza monetaria, de dinero, sino también a la que considero la riqueza auténtica, la felicidad.

No podemos crear nada, ni riqueza ni felicidad, si previamente no hemos pensado en ellas.

Todos conocemos a J.J. y a C.C., esos amigos nuestros completamente opuestos el uno del otro.

J.J. no hace nada más que quejarse de su mala suerte en el trabajo, en los negocios, en la familia, siempre anda deprimido y de mal humor, todo a su alrededor son problemas y más problemas y su única conversación es sobre la fatalidad que le rodea.

—El otro día ascendieron a Pepe a un puesto de gobernante de almacén que yo creía que iba a ser para mí, el trabajo es un asco.

—Ayer Ana, mi mujer, me comunicó que en la tienda en la que está de dependienta han despedido a dos compañeras y que a ella le han rebajado el horario de ocho horas a seis y que ganará menos dinero, menuda faena.

—Juan, mi hijo mayor, ha terminado los estudios de bachillerato y quiere empezar de aprendiz en el taller de un amigo, no quiere trabajar donde yo estoy porque no le gusta y donde ganaría más.

—Con todo esto a mí se me ha agudizado la úlcera de estómago y si sigo así me han dicho que me tendrán que operar.

Estarás de acuerdo conmigo en que J.J. desprende negatividad por los cuatro costados y que al estar con él nos trasmite esa negatividad, pero lo malo es que no se deja ayudar y se regodea en sus propias desgracias.

Todo lo contrario que C.C., este se toma la vida con otra filosofía, con otra mentalidad mucho más positiva y vive alegre dentro de sus «desgracias».

—El otro día ascendieron a Pepe al puesto que yo creía que era para mí. Me alegro por él, estaba más preparado que yo para el puesto. Ahora tengo seis meses más para prepararme mejor la próxima vez, y como no tengo las obligaciones de Pepe en su nuevo puesto, podré dedicarle más tiempo a la familia.

—En la tienda de María han despedido a dos compañeras y a ella le han reducido el horario de ocho a seis horas por lo que ganará 200 euros menos, pero estamos muy contentos porque aún conserva su puesto de trabajo gracias a las medidas que ha tomado la empresa para no cerrar.

—Andrés, mi hijo, al acabar el bachillerato como no quiere estudiar más de momento, me ha dicho que no le gusta el trabajo que le han ofrecido en mi empresa, y que se va trabajar al taller de un amigo que se lo ha ofrecido, aunque ganará un poco menos pero que no le importa porque es lo que le gusta y en lo que es feliz. Estoy contento de ver feliz a mi hijo haciendo lo que le gusta.

¿Qué diferencia hay entre el cerebro de J.J. y de C.C.?

Ninguna. Los dos tienen la misma mente capaz de hacer las mismas cosas. La única diferencia son los pensamientos que cada uno alberga en su subconsciente. Uno alimenta su subconsciente con alimentos (pensamientos) positivos y el otro con pensamientos negativos.

¿Cuántas veces nos encontramos perdidos y derrotados a lo largo de nuestra vida?

Cuando esto ocurre, las personas que no tienen una buena autoestima y piensan que no serán capaces de hacer algo, es porque tienen la mente ocupada en escuchar ruidos extraños que no son otra cosa que sus pensamientos negativos. Estos pensamientos negativos le impiden ver que él es capaz de hacer todo aquello que se proponga y de encontrar su propia felicidad.

Sus pensamientos negativos por lo general le llevarán a un estado continuo de preocupaciones que es lo que anula el estado de alegría y optimismo que todos podemos alcanzar. En muchas ocasiones no somos nosotros los que usamos a nuestra mente, es ella la que nos usa a nosotros. Escuchamos voces en el interior de nuestra cabeza continuamente, lo que hace que cuando no estamos ocupados en alguna actividad parezca que estamos entablando un monólogo con nosotros mismos, nos preguntamos y acto seguido nos contestamos, y la respuesta siempre dependerá del estado de ánimo en el que nos encontremos. Positiva o negativa.

Un día iba con un amigo por la calle y al ver a un individuo que estaba hablando solo me dijo: «Hay que ver cuánta gente loca anda suelta por la calle». Seguro que no se paró a pensar en la cantidad de veces al cabo del día que él no para de hablar consigo mismo, eso sí, él lo hace normalmente en voz baja. En nuestros monólogos siempre juzgamos, comparamos, aceptamos, rechazamos y casi siempre imaginamos la respuesta a nuestra pregunta, y cuando verdadera o falsa sea de carácter negativo, entonces nos vienen las preocupaciones por lo que puede suceder si esa respuesta no es la que nosotros esperamos.

La preocupación proviene de la revisión mental de hechos vividos anteriormente, de hechos recientes o de la imaginación de posibles hechos futuros de los que normalmente pensamos que van a ser negativos.

Tenemos que aprender a oír esa voz, (que desde nuestra mente nos habla), imparcialmente, aprender que está la voz, y que estamos nosotros escuchándola.

A lo largo de esta lectura irás aprendiendo que la imaginación, la perseverancia, la fe en ti mismo y un deseo ardiente por conseguir lo que quieras pueden convertirte en un hombre de éxito, éxito económico y éxito espiritual.

El hombre que triunfa es aquel que piensa que puede triunfar. Recuerda que:

Somos lo que pensamos que somos. Ningún ser humano está vencido mientras él mismo no se rinda en su propia mente.

Si te ha gustado este capítulo y te has quedado con ganas de más, solo tienes que darte una vuelta por aquí y echarle un ojo a lo que hay publicado y si te interesa adquirirlo no tienes más que añadirlo al carro de la compra que te aparece al final.

Abrazos para todos y por favor. Ser Felices.